como ser un buen jefe coaching de ejecutivos

¿Cómo ser un buen jefe? 9 técnicas a evitar

Características del jefe que nadie quiere que seas

¿Has comprado una corporación? ¿Has decidido emprender? ¿Crees que tu personalidad, aptitudes, actitudes y costumbres encajarán con una figura de autoridad pero cercana y confiable? Esa es la definición de un buen jefe modelo y, sin duda, si estás aquí, es porque es en lo que quieres convertirte.

¿Quieres saber cuáles son las características del jefe que nadie quiere que seas y que, por tanto, debes arrancar de raíz de tu forma de ser y modificar, con entrenamiento, para ser ese líder que apoya, ayuda y consigue objetivos?

¿Cómo es el jefe del que todos huyen?

Sin duda, preguntando a sus trabajadores, vas a conseguir una ristra de adjetivos, nada agradables, de cómo son los jefes que no se quieren tener. Vamos a ver cuáles son los aspectos que más se repiten y que, desgraciadamente, son los que terminan echando el negocio a perder si no se modifican.

Desmotivación

La expresión, el comportamiento en general, la manera de dirigirse a los demás… incluso las posturas nos hablan de cuán es capaz de motivar una persona a su equipo.

El buen jefe es el primer interesado en que su equipo esté motivado, pues trabajará más y mejor y el ambiente de trabajo será agradable, un lugar donde querer ir.

Sin embargo, los hay que no piensan en esto, que quieren mantenerse alejados de sus trabajadores, por encima, que buscan resultados rápidos y que piensan que la gente trabajará simplemente porque necesita el dinero.

Conclusión: ningún esfuerzo por motivar a los suyos. Resultado: trabajadores descontentos, mal ambiente laboral y una menor eficiencia y rendimiento.

Incomprensión

Ese hombre no escucha, no atiende a razones; se tendrá que hacer lo que él quiera, como él quiera y cuándo él quiera.

Ello genera discrepancias y, de nuevo, un mal ambiente en el trabajo que termina, como ya hemos visto, desmotivar.

Inhumano

Amenazas, explotación, miedo, retirada de beneficios… Hay cantidad de cosas que se ven en montones de empresas y que son completamente aberrantes, fruto de personas sin sentido de la humanidad que están al mando y que no quieren o a quienes no les importan los sentimientos y las situaciones que los trabajadores viven de manera paralela o incluso en su trabajo.

Ello se hace, además de por total desinterés, por ahorrar en recursos como psicólogos laborales, en tiempo y otros recursos. Esto es, se busca el mínimo coste dando de lado a aquellas cosas que parece que no tienen importancia aunque, al final, resultan ser el eje de los resultados.

Ególatra

Es una persona que tiene sus intereses por delante, tanto los empresariales como el resto, los mezcla y no tiene problema alguno en aprovechar la oportunidad para que, si es posible, en la empresa alguien cargue con sus males, le haga favores o recados, etc. Para esta persona, el resto tiene menos valor y por eso todo lo que hemos dicho antes tiene sentido: quiere que se hagan las cosas a su manera, sin gastos para él, sin importarle las necesidades ajenas… ¡una joyita!

Competitivo

Curioso, ¿verdad? A menudo se dice que ser competitivo es algo necesario, clave para mantenerse arriba respecto a la competencia. ¿Pero es verdaderamente competitividad de lo que hablamos? ¿o ambición? ¿Ambas? ¿Qué tal un buen equilibrio entre estos aspectos que, sí, son de líder, pero de los más difíciles de llevar, con otras cualidades que sepan complementarlos?

¿Y qué me dices, ya, de la competitividad con sus trabajadores? Quizás no con el escalón más bajo de la red empresarial pero sí con los que tiene inmediatamente por debajo. ¿Tiene sentido que una figura compita con otra diferente?

Jefe no hay más que uno y tus cualidades deben ser las que son, tus resultados los que, con unos objetivos bien marcados, consigas tú (a través de tu equipo, por supuesto), pero los éxitos de los demás no son los tuyos y no debes anhelarlos ni tratar de opacarlos. Al contrario, alégrate de tener tan buenos trabajadores en tu plantilla.

Forma un equipo y coordínalo o busca a un experto que se encargue de ello, forma un equipo completo y equilibrado y consigue que cada cual asuma su rol y lo lleve a cabo, incluido tú mismo.

Descuidado por su empresa

¿Las condiciones de trabajo, a nivel físico, tampoco son las mejores? Volvemos a lo mismo; no se comprenden las necesidades, no se valora el entorno, sólo los resultados inmediatos.

Espacios sucios, pocos recursos, gente hacinada, poco tiempo personal, demasiada limitación en los descansos, incluso obligación de almorzar productos de la empresa (pagándolos) son algunos de los ejemplos que un jefe descuidado puede dejar ver en su empresa.

La pregunta es, más allá de la falta de bienestar de tus trabajadores, que rendirán mejor y se cansarán antes de trabajar para ti, ¿quién va a querer tener relaciones corporativas contigo? ¿Quién va a confiar en alguien que no cuida de su negocio, que es el que le da de comer? ¿Quién va a pensar que esas instalaciones van a suponer un beneficio para él?

Y si vamos más allá, aunque no sea el tema del artículo, ¿qué crees que pasará cuando esa información salga de tu local y vaya de boca en boca? ¿Cómo crees que afectará a la imagen de tu empresa ya para los propios clientes?

Sin compromiso

¿Nunca has tenido a un trabajador que te pidiese tiempo para tomar un café y hablarte de algo? ¿Esa situación ha llegado a ocurrir o se fue atrasando porque nunca llegaste a comprometerte?

¿Tienes un buzón de sugerencias que nunca llegan a buen puerto? ¿Por qué? ¿Tienes, de hecho, buzón de sugerencias o alguna otra vía para que el personal y los clientes se sientan seguros a la hora de expresarse en este aspecto?

¿Ofreces incentivos por metas? ¿Cumples tus promesas cuando se dan los casos previstos? ¿Das flexibilidad y oportunidades? ¿Te mueves en una posición diferente a la del resto? ¿No formas parte de su trabajo? ¿No eres su guía ni tienen quien lo sea? Recuerda que el crecimiento se va a dar, también, desde dentro.

Colabora con tu plantilla a todos los niveles en los que sea razonablemente posible; ayúdalos a crecer y tanto tú como tu empresa creceréis con ella.

Jefe fantasma

¿No te gusta pasar por la empresa? ¿Se generan beneficios sin tener que madrugar? ¡Qué suerte! Pero… ¿no crees que, con todo lo que hemos visto, es necesario que estés en tu negocio?

Obviamente, ser el jefe te da algunas ventajas, como la de tener un horario más holgado. Pero tiene que existir porque hay asuntos que tienes que tratar; los jefes también tienen trabajo, ¡y no poco, precisamente! Lo siento si nadie te lo dijo cuando decidiste hacerte empresario pero es la verdad y, por cierto, las responsabilidades de los errores, a menudo, tienen su raíz en tu posición, aunque sea otro el que no haya firmado un contrato o al que se le haya, simplemente, caído el café sobre un ordenador; ¡ojo con esto!

No busca mejorar

Hay quien se contenta con lo que tiene. No importa si lo que hay en su negocio es un caos, su sueldo y sus beneficios llegan y todo lo demás no importa. Además de tener poca visión empresarial, volvemos a ver reflejados los puntos que hemos visto como la falta de compromiso o de humanidad.

Nos contentamos con lo que hay, de momento, sin saber si son buenas cifras, si estamos mejorando o empeorando o, aunque lo sepamos, no nos importa porque, de momento, nos compensa.

¿Quieres ser mejor jefe?

¿Te has sentido identificado con algo de lo comentado? Lo siento, sé que no han sido piropos, precisamente. Sin embargo, es cierto que estas características son las que te hacer ser un mal jefe o, mejor dicho, un jefe sin aptitudes, alguien que no es un líder, sino una figura de imposición.

Tranquilo, si has leído con calma mis palabras y has pensado en todo lo que ello supone (más allá de lo que digo, sino de lo que ello implica, y de lo que esto otro implica también, y así sucesivamente) sabrás que tienes mucho que ganar con el cambio. ¿Te apetece?

El coaching para empresarios es la manera en la que entrenadores expertos en habilidades sociales y otras aptitudes y conocimientos utilizamos, precisamente, para cambiar estos hábitos o incluso estas maneras de ser que resultan incompatibles con la figura del buen jefe que tus empleados quieren.

Si estás decidido a involucrarte en tu negocio, mejorar su ambiente, la actitud y el rendimiento de tus trabajadores y la imagen que se tiene de ti y de tu empresa, ¡contáctame! ¡Juntos haremos grandes cosas! Lo mejor de todo es que el entrenamiento para directivos es sencillo y seguro que, habiendo leído todo lo anterior, ya puedes hacerte una idea de por dónde van los tiros, ¿verdad? Bueno, ¡hablamos pronto!

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