¿Qué nos aporta el mindfulness?

¿Qué nos aporta el mindfulness?

Seguramente estarás cansado o cansada de que te aconsejen una u otra cosa. Sin embargo, a menudo ocurre que, a pesar de que en ocasiones tienen razón, por lo general, las personas están haciendo recomendaciones sin saber en base a qué.

Te dicen que algo te va a ir bien pero no son capaces de explicar el motivo, y no es porque no sea verdad sino porque, simplemente, nos lanzamos a la aventura sin información.

Si alguna vez te has interesado por la práctica que traemos hoy, quédate porque voy a contarte qué nos aporta el mindfulness, cómo trabaja en nuestro interior y cómo consigue que nos cuidemos sin hacer prácticamente nada.

¿Qué nos aporta el Mindfulness?

Beneficios que tiene la práctica de mindfulness

Existen siete puntos esenciales en nosotros mismos que, con la práctica del mindfulness, se descubre cómo cambian, para mejor, ofreciéndonos capacidades que nos permiten mejorar tanto puntos fuertes como batallar con aquellos negativos de una manera más eficaz.

Control del estrés

Nuestro estilo de vida, que incluye una fuerte presión laboral, prisas, preocupaciones (infundadas en muchos casos) e incluso una desaconsejable cantidad de polución, hace que el estrés esté presente en la vida de todas las personas, al menos por un período de tiempo. Otras lo tienen peor y este es un constante en su día a día, algo con lo que tienen que cargar, una mochila extra que les dificulta avanzar.

A pesar de tratarse de algo desagradable, lo peor del estrés no es padecerlo en sí sino los problemas que termina suponiendo cuando no conseguimos deshacernos de él a tiempo, como la ansiedad o la depresión.

El mindfulness trabaja sobre el cortisol que, a pesar de ser necesario, se vuelve negativo cuando lo generamos en exceso, como ocurre, sí, en las situaciones de estrés. El resultado de su práctica es un estado mucho más relajado, de serenidad y calma, que hace que el estrés reduzca y no produzcamos más cortisol del necesario. En general, tanto nuestra salud física como la emocional mejoran, destacando, además, que disminuye la presión arterial.

Mejora la cantidad y calidad de las horas de sueño

El control sobre nuestras emociones y comportamientos hace que la actividad cortical también disminuya por la noche, de manera que desaparecen los problemas de sueño y las horas que pasamos en la cama, durmiendo, son más y, lo mejor de todo, cuentan con un gran poder reparador.

Protección del cerebro

Los telómeros son unas estructuras que se alojan a los bordes de nuestros cromosomas. Estos replican el ADN y sirven para mantener la estabilidad cromosómica. Están relacionados, en función de su longitud, con el envejecimiento así como con patologías y enfermedades asociadas a este.

Las personas que practican mindfulness, según un estudio realizado por el Dr. García Campayo y publicado en “Mindfulness”, una prestigiosa revista académica de Estados Unidos.

Además, otras prácticas realizadas en la Universidad de Oregon indican que dicha práctica también puede llegar a modificar nuestra estructura neuronal a nivel cerebral, aumentando la densidad de axones (prolongaciones de las neuronas) y de la cantidad de mielina que los recubre y protege y cuya función es conseguir una mayor velocidad de los impulsos nerviosos.

Mayor concentración

El mindfulness es, definido rápida, escuetamente y a un nivel muy básico, el entrenamiento de la atención plena y la consciencia. El objetivo es ser capaces de dirigir dichos procesos de manera voluntaria, para lo cual, inevitablemente, tenemos que desarrollar nuestra concentración. Nos encontramos con el mindfulness es capaz de hacer que se relacionen el funcionamiento atencional y la flexibilidad cognitiva; tanto es sí que se recomienda para personas que sufren trastornos que están en estrecha relación con los déficits de atención.

Desarrollo de la inteligencia emocional

Esta mayor concentración unida a una mejor gestión del estrés y otros aspectos hace que podamos terminar teniendo un mejor y mayor control de nuestras emociones.

Se trata de algo sencillo pues, cuando trabajamos la consciencia, aprendemos a ver en nuestro interior, pausadamente, reconociendo cómo somos realmente (algo que muchas veces ni nosotros mismos sabemos) y sabiendo, por ende, cómo actuar para sentirnos mejor o para no hacernos daño.

Mejora de las relaciones interpersonales

Haciendo un poco la técnica del espejo, conociendo a fondo ciertas circunstancias y situaciones y las emociones que se generan según actuemos, también somos capaces de responder apropiadamente en situaciones con las demás personas. De esta manera, estamos “prediciendo” cuál será la satisfacción de cada una de nuestras relaciones y actuando en consecuencia para conseguir unos u otros resultados.

Además, no debemos olvidar que parte de esta filosofía aboga por la aceptación y la compasión, lo cual hace que, indudablemente, nuestra forma de actuar respecto a los demás sea sana y agradable, fruto de la empatía que llegamos a sentir, lo cual se traduce, de manera innegable, en una situación de confort entre personas.

Creatividad

Otro de los aspectos que vemos que nos aporta el mindfulness es la creatividad. No es la primera vez que hablo de esto y, aunque es evidente que los aspectos anteriores son más positivos y necesarios para nosotros, la creatividad no deja de ser otro beneficio de la práctica de esta filosofía de vida y, bien utilizada, puede ayudarnos mucho más de lo que creemos.

Cuando la mente está calma cuenta con espacio para albergar nuevas ideas así como capacidad para generarlas.

Ahora que conoces qué nos aporta el Mindfulness, puedes comprobar que se trata de una práctica realmente positiva, llena de características que nos convierten, entre otras cosas, en personas mucho más sanas a todos los niveles. Y ese es el primer paso para comenzar nuestra andadura hacia una vida plena en la que sentirse bien con uno mismo es el primer escalón que debemos subir. Sí, el mindfulness funciona a todos estos niveles.

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